Muchos dedos cautivos en
telas invisibles; un museo de arañas
que no cejan en su vals. Acordes inseguros
visten el silencio con ruegos, un
invierno que no pudo terminar
y pena permanente.
Napoleón se despedazaba en 1812.
Estancadas en toques de trompeta y
disparos de cañón,
las notas, transformadas
en cadáveres,
perros semidevorados,
el peso del hambre y algo
perdido. Se supone que voy a transcribir
la coda de ese desatino. Una tragedia
que Chaikovsky pudo
poner en partitura. Esta tarea
se volvió una causa menor
de una tarde
arruinada en Hamburgo. Me quedé mirando
por un balcón de la pensión blanca
en donde me alojaba. Llegó la lluvia
más fuerte y en persona,
de varias direcciones
y sin voz. La lluvia
llegó más fuerte, del centro
de alguna parte, de
ninguna parte, como una orquesta
de arañas, congelada
y sin ojos
a mi funeral vacío.

***
Traducción: Daniela Bentancur

Portada: San Petersburgo en invierno. Imagen vía.