Esta historia es sobre un chico que tiene una idea para un cuento y una chica que fuma. Quizá también es una competencia entre la literatura y el cáncer. Puede que les sirva para elegir un verdugo.

            Te escucho, dice la chica al principio. Tiene veinte años, pero lo dice como una madre luego de recoger a su hijo de una comisaría. En la mesa hay platos vacíos, una taza de café a medio tomar y restos de pan. La chica fuma. El mesero sale del bar y le alcanza un cenicero.

            El chico dice que en su cuento hay dos personajes: John y Paul. La chica da una larga calada y bota el humo por la nariz. John y Paul conversan en la terraza de un bar, dice el chico. John tiene una idea para un cuento. Un escritor que escribe sobre escritores, piensa la chica. Justo lo que necesita la literatura. Pide otro café. John y Paul, se resigna.

            El cuento de John es acerca de una niña que camina sobre las aguas y se vuelve famosa haciendo comerciales de whisky. Pero Paul no presta atención, dice el chico. Así que el lector apenas conoce fragmentos del cuento. Paul solo tiene cabeza para la chica rusa que conoció en un club de jazz la noche anterior. La chica le robó cien euros y un libro de cuentos de Bulgákov antes de abandonar su piso. Paul no quiere recuperar el dinero ni el libro, pero sí a la chica. Paul ha perdido la cabeza por ella. Es una chica que fuma, dice el chico.

            La chica baja la mirada y se lleva la mano a la boca. Qué decir, piensa.

            Ahí ya van dos historias, dice el chico. El cuento de John sobre la niña y la aventura de Paul con la rusa. Pero hay más, piensa la chica. La tercera surge en las descripciones, dice el chico. Voy a contar la historia del bar a través de los objetos. Por ejemplo, el televisor que compraron los clientes para ver el fútbol los domingos. O las cortinas que mandó poner la productora checa cuando alquiló el bar para grabar una porno titulada Sex, Lies & Tapas. Hay una cuarta historia, seguro, dice la chica. Solo cobra importancia en las últimas líneas, dice el chico. Es el recorrido de una mosca hasta la garganta de John. La mosca lo hace toser de forma escandalosa y despierta a Paul del ensueño.

            La chica deja el cigarrillo colgado en los labios y saca un monedero. Espera, dice el chico. John habla en octosílabos de rima consonante y Paul piensa en alejandrinos. También hay referencias a Yoko Ono, un paralelismo entre Johnnie Walker y Jesucristo, y el cuento acaba con una pregunta.

El chico la mira como un perro famélico que nunca podrá volver a casa. La chica aplasta la colilla en el cenicero y le acaricia el rostro.

            ¿Todo eso vas a escribir, pequeño comemierda?, dice. ¿Para qué?

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Portada: Cafe Days de Jack Vettriano. Imagen vía.