© Susana Pozo , 2020

6 de mayo de 2020

En Europa, los seres humanos ya empezaron a volver y, con ellos, el miedo cambia de posición.
El miedo tiene que volver al corazón de los animales salvajes.
Los animales salvajes van a tener que retroceder hasta 2019.
En ese entonces estaba más o menos claro que el centro de las ciudades no era para los chacales.
Voltaire: «Todo mal viene con alas y huye cojeando»
(…)
Un diputado de Ohio se niega a usar cubrebocas para no ofender a Dios.
Nino Vitale, el diputado: el hombre fue creado a imagen de Dios, taparse el rostro sería faltarle al respeto.
El diputado utilizó Facebook para explicar que «no va a usar cubrebocas por motivos sagrados»
También podemos pensar en el uso o no uso de Facebook por motivos sagrados.
Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, dijo.
Interesante preguntarse si el rostro en la pantalla sigue siendo un rostro humano a imagen y semejanza de Dios.
Un rostro dentro de un rectángulo.
Y que, cuando falta la electricidad, desaparece.
Pero también la oscuridad natural es así: hace desaparecer el rostro del otro.
El diputado dijo: quien quiera usar cubrebocas es libre de hacerlo, pero «la libertad de los demás termina en la punta de mi nariz»
La nariz de uno, la nariz del otro.
Proyecto: marcar con gis la frontera entre dos personas como si fueran dos sólidos.
Pero el cuerpo no sólo es nariz o puntas de los pies.
También están los líquidos. Y la respiración.
Me acuerdo del gran cuento de Gogol, «La nariz»
Lo que importa es que no nos roben la nariz.
La semana que entra, lluvia de meteoritos del cometa Halley.
Esperamos el momento para, en coro, volver la cabeza hacia arriba.
El vigilante de una tienda en Michigan murió después de pedirle a una persona que quería entrar que se pusiera el cubrebocas.
Mi nariz, tu vida.
«Bala com bala» Adir Blanc; letra, João Bosco:
A sala cala e o jornal prepara quem
está na sala.
Com pipoca e bala o urubu sai
voando, manso.
Los surrealistas decían que había que cortarse el pelo y la nariz.
Tal vez para cambiar de vida.
Como sea, se trata de esto: el otro como un peligro.
(…)

7 de mayo de 2020

El sol ha retrocedido para que las plantas y los hombres pierdan la noción del calendario.
Los días se vuelven idénticos y parecen cambiar de posición, como jugadores que se aburren de estar siempre en el mismo sitio.
Un jueves que sabe exactamente igual que un sábado; el mismo olor y sabor, los mismos sonidos.
Pero no es sábado, es jueves.
Nicole Sirotek, enfermera de Nevada.
Fue a trabajar a Nueva York durante la crisis del coronavirus.
Dijo: «Aquí no importan las vidas de los negros»
Habló de: «graves negligencias»en la gestión médica.
Alguien escribió algún día que dos barcos de traficantes de esclavos se llamaban Voltaire y Rousseau.
Ponerles nombres de personajes muy libres a barcos negreros.
Ponerles nombres a los animales, a los trenes, a los aviones, a los barcos.
Pero también a las bicicletas, a la patineta, a los patines.
Poner un nombre encima de otro nombre para que el primer nombre desaparezca.
(…)
«E.U. 60% de los cubrebocas importados de China, con defectos».
Política es aquello que hace un hombre cuando los demás lo están mirando.
Cuando no está rodeado de ojos, el ser humano hace cosas apolíticas, y mucho.
Súbitamente, sin ojos a su alrededor, el hombre vuelve a los bosques.
Aun dentro de casa.
Dos nombres tienen las cosas, un nombre que viene de su práctica natural y un nombre que viene de algún bautismo aleatorio.
Si le dices avión a un barco, no por ello va a alzar el vuelo.
Lecciones rápidas de lenguaje e hipocresía.
Los barcos que transportan esclavos y que se llaman Voltaire y Rousseau hacen lo mismo que los barcos de bandera negra.
(…)
Cientos de relatos de disturbios mentales.
Les hablo a mis perras y ellas son tan atentas que fingen ponerme atención.
Salir de casa con cuidado. Celan.
«Corre el cerrojo: / hay rosas en casa».

© Susana Pozo, 2020

8 de mayo de 2020

«Me dirijo a ustedes a la misma hora en que lo hizo mi padre, hace 75 años» discurso de la reina Isabel II. Ayer.
75 años de la capitulación de los nazis.
La reina recuerda que presenció la fiesta de la victoria desde el balcón, con sus padres y Winston Churchill.
La pandemia puede durar hasta fines del año entrante. Un nuevo estudio habla de 18 a 24 meses.
En casa, puertas y ventanas.
En la calle, un juego de ajedrez. Cada persona se detiene o avanza ocupando un cuadrado imaginario.
«Cada um no seu quadrado» canción kitsch brasileña.
(…)
Un cartel frente a un hospital: si esperas una señal, ésta es la señal.
Una mujer pasa y fija los ojos en la frase.
Sin detenerse, sigue su camino.
Quizá el ritmo de sus pasos cambió durante algunos metros. Pero poco, que hay mucha prisa.
«¿Será que la felicidad me va a encontrar?» se pregunta alguien.
En medio de la multitud, hay que levantar el brazo.
¿Por qué te elegiría, la felicidad, si todos tienen la mano levantada?
En la ciudad, demasiadas personas repitiendo: «¿Será que la felicidad me va a encontrar?»
Una mano levantada es más visible en pleno campo o en el desierto. Pero hay menos gente para verla.
Es una cuestión demográfica: Dios tiene que estar más atento a las ciudades.
Si esperas una señal, ésta es la señal.
Nunca te des por vencido, nunca desesperes.
(…)
Un pensamiento: en la calle, y el ajedrez de nuevo.
Pienso en el elegante movimiento del caballo que pasa sobre los obstáculos sin morir y sin matar.
En vez del arte del vuelo, el arte del caballo: he aquí el pedido a Nuestro Señor de Estos Días.

9 de mayo de 2020

Es como dejar caer una mancha de tinta en agua limpia, dijo el ministro de Salud coreano.
Un solo hombre, en una sola noche,  infectó a 17 personas en bares, en Corea del Sur.
Un hombre infectado es una mancha de tinta.
Un hombre saludable, agua limpia.
«Yo era una mancha de tinta, pero no lo sabía» podría decir el hombre en su defensa.
«Él era una mancha de tinta y yo no lo sabía» podrían decir los otros.
17 hombres que se lamentan o acusan.
«Roy Horn, miembro del famoso dúo de ilusionistas Siegfried and Roy, murió en Las Vegas de covid-19.
Siegfried no podía existir sin Roy, ni Roy sin Siegfried»
Trabajaban con animales salvajes: los animales salvajes desaparecían de un lugar y aparecían en otro.
(…)
Una fila de 1km para recibir bolsas de comida en Ginebra.
Medir nuevas distancias.
El largo de la fila de personas para recibir bolsas de comida.
La distancia mínima para que un vivo no le tenga miedo a otro.
(…)
Los científicos que en los años sesenta estudiaban los posibles efectos de las guerras nucleares hacían cálculos a partir del término megabody, que representaba un millón de cadáveres potenciales.
Megabody, término que eleva la estadística al terreno de la devastación absoluta.
(…)
El muro blanco y dos perras impávidas.
«Qué amenazadores me parecen los nombres de los meses» dice un verso.
La información llega como un ataque: por tierra, por mar o por aire.
Familias enteras alrededor de alguien que trae una noticia.
Como una cosa que calienta.
Los humanos hacen un círculos en torno a las noticias.
Como si la información fuera el nuevo fuego del siglo y el siglo estuviera frío.

© Susana Pozo

10 de mayo de 2020

(…)
Vacuna y experimentación en humanos.
Pensar en el trabajador que cede el brazo con que trabaja a un piquete experimental. La extrañeza.
Brazo robusto ofrece gentilmente una vena a elegir.
Lo imagino sosteniendo un cartel en la calle.
Como en muchos países pobres: donde se venden oro y cabello en la misma frase.
Un brazo, ahora.
«Google y Facebook postergan el retorno a las oficinas hasta el 2021»
Los romanos dividían a la población en siete clases.
En latín, proletarii: la clase que no tenía ninguna riqueza; ni tierras ni dinero.
El origen de la palabra proletario es el mismo que el de prole.
El proletario sólo tenía hijos —la prole—; nada más.
Un proletario del siglo XXI sin hijos es un problema etimológico.
Alguien me lo dice al oído.
Hoy las personas sonríen de un modo desequilibrado.
Ahora, cuando ríen, ríen un poco más de lo necesario.
Como si hubieran revuelto la risa con el llanto.
Han perdido el dominio de los principales músculos del rostro.
Los músculos de la cara cayeron al suelo y ahora están confundidos.
Tal vez en posiciones equivocadas.
En cierta ciudad de Indonesia a quien rompa las reglas del confinamiento lo encierran en una casa embrujada.
No hay casas embrujadas para todos.
Las calles recuperan el sonido poco a poco.
Imágenes de Venecia en silencio.
Marinetti proponía que los canales de Venecia se vaciaran por completo y después se taparan con cemento.
Así, afirmaba, sería posible construir allí fábricas y producir algo útil.
Manifiestos, manifiestos.
Miro hacia abajo. Los pies, desentrenados, buscan el viejo camino.
¿Para qué sirve la belleza cuando todos están en casa?
Otra pregunta posible.
Curioso ver el sonido que los seres humanos ponen en movimiento allá afuera y que desaparece cuando se recogen en sus cuartos y ventanas.
El bosque, en comparación con la ciudad, es mudo.
Para el ser humano, el ruido y la palabra son formas de no sentirse solo.
Y de afirmar que no está en el bosque.
Pero una mudez de bosque ha estado saliendo de la casa a la ciudad en estos días.
Ahora, en la calle, la gente habla más bajo, como si hubiera alguien dormido.
Más y más noticias, y aún el muro blanco y dos perras impávidas: sólo entienden el viejo fuego.

11 de mayo de 2020

(…)
Alguien le metió mano a la maquinaria general del mundo y le bajó el volumen.
Una amiga de Brasil me escribe:
«Me gustaría tener un megáfono como un señor allá en Ipanema.
Dicen que desde su décimo piso, frente a la playa, montó su bocina en el balcón.
Y desde allá arriba advertía con el megáfono: ¡Hey!, oye, tú, el chico de camiseta azul, ¡hey!, el de la bici, ¡sí, tú! Te va a dar coronavirus, ¿eh?
Oiga, usted, la del traje de baño de flores, la de pelo arreglado y lipstick rojo, ¡sí, usted, señora! Le va a dar coronavirus, ¿eh?
Y el señor se pasó el día señalando y gritando desde su décimo piso. Es lo que cuentan».
(…)
Un Dios que no le vuelva la espalda al progreso técnico. Un Dios que se perfeccione.
En materia del bien y del mal, ya todo está resuelto. Pero hay máquinas nuevas.
El desempleo alcanza los niveles de la Gran Depresión de 1929 en E.U. y, en Guatemala, mujeres al borde de la carretera sostienen una bandera blanca.
Agitan la bandera blanca cuando pasa un auto o una moto.
Sin empleo, le piden comida a quien se detenga.
Bandera blanca de rendición.
Air France va a implementar un control de temperatura en los vuelos, y un ciclista profesional italiano estuvo, durante los días más duros, entregando pizzas.
En Turín, en bicicleta, entregaba pizzas y helados como repartidor.
Quisiera conocer su nombre. ¿Cuál es su nombre?
Un caracol puede ocultarse en su concha durante tres años para protegerse del mal tiempo.
Hay que estudiar a los animales.
Ahí viene el mal tiempo.
(…)
E imagino a dos personas que no se conocen.
Una necesita a la otra. Es urgente.
Cada una llevará una bandera blanca para identificarse en la ciudad.
Pero cuando llegan a la calle ven que hay miles de personas con banderas blancas.
Una lluvia tremenda la noche de ayer: frío y lluvia y después menos lluvia.
Perras empapadas, satisfechas.
Tal vez Dios lleva también una bandera blanca, dice alguien.
Y por eso no lo encontramos.
Cierro la ventana, abro la ventana, cierro la ventana.
Una casi frase bíblica, ésta. Y el señor se pasó el día señalando y gritando desde su décimo piso.
Es lo que cuentan.

Gonçalo M. Tavares es uno de los escritores europeos más traducidos y premiados, por sus libros insólitos que participan de mundos muy distintos. Está publicado en más de cincuenta países. Saramago afirmaba que un día Gonçalo M. Tavares será Premio Nobel.
 
Publicado con autorización de la agencia literaria Mertin Witt. El texto de Gonçalo M. Tavares se publica originalmente en Expresso. El autor y su traductora Paula Abramo se reservan todos los derechos. Prohibida su reproducción.