cuando entré en el ciberespacio, lo hice pensando que era un lugar como otro cualquiera y que sería una interacción humana como otra cualquiera. me equivocaba al pensarlo. fue un error garrafal.

la primera vez que fui consciente de que no era un lugar como otro cualquiera y de que la interacción sería distinta fue el momento en que la gente empezó a hablarme como si fuese un hombre. cuando escribían sobre mí en tercera persona, se referían a «él». me causaba interés hacer creer a la gente que yo era «él» en vez de «ella», así que al principio no dije nada. sonreía para mí y los dejaba pensar que yo era «él». esto se prolongó durante un breve periodo y fue divertido, pero después de un tiempo me sentí incómoda. finalmente les dije que yo, humdog, era mujer y no hombre. les sorprendió. en ese momento me di cuenta de que la disolución de la categoría de género era algo que estaba sucediendo por todas partes, y de que tal vez únicamente fuese algo tan obvio en la red. hasta aquí mi homenaje al Género en la Red.

sospecho que el ciberespacio existe porque es la manifestación más pura de la masa (masse), tal como la describió Baudrillard. es un agujero negro; absorbe energía y personalidad y después lo re-presenta como espectáculo. la gente tiende a expresar su visión de la masa como una especie de desfile imaginario de obreros, con sus brazos de músculos hipertróficos alzados en un saludo desafiante. a veces, en esta visión, empuñan llaves inglesas. en cualquier caso, dicha imagen tiene sus orígenes en Marx y es igual de romántica que una docena de rosas rojas de tallo largo. la masa se parece más a una de esas muñecas sin rostro que se ven en las tiendas retro de antigüedades: lacias, cucas y mudas. cuando digo «cucas», también incluyo en mi definición sus aspectos maliciosos y perversos.

está de moda insinuar que el ciberespacio es una especie de isla de los bienaventurados donde la gente es libre de expresar y dar rienda suelta a su individualidad. hay gente que escribe sobre el ciberespacio como si de una utopía de los años sesenta se tratara. en realidad, no es cierto. las principales empresas de servicios en internet, como compuserve o america online, regulan el uso y censuran el discurso. incluso algunas de las plataformas supuestamente más independientes, como the WELL, censuran el discurso. la diferencia es sólo una cuestión de método y de grado. lo que a mí me interesa de todo esto, no obstante, es que para la masa, el debate sobre la libertad de expresión existe solamente en lo que respecta a poder o no poder decir «joder» o ver imágenes sexualmente explícitas. soy de la peculiar opinión de que debatir la posibilidad de escribir «joder» o preocuparnos por la posibilidad de ver imágenes de actos sexuales constituye el Menor de Nuestros Problemas en lo tocante a la libertad de expresión.

la sociedad occidental tiene un problema con la apariencia y la realidad. sigue queriendo separar la una de la otra, hacer una más real que la otra, conferirle a una más significado que a la otra. hay dos personas que tienen algo que decir al respecto: Nietzsche y Baudrillard. invoco sus nombres en caso de que alguien piense que me lo he inventado yo. Nietzsche piensa que el conflicto sobre estas ideas no tiene solución. Baudrillard piensa que ya está solucionado y que por eso algunas personas piensan que las comunidades pueden ser virtuales: preferimos la simulación (los simulacros) a la realidad. la imagen y los simulacros ejercen un tremendo poder sobre la cultura. y es esta tensión la que da forma a todos los debates sobre lo Real y lo No Real que infectan el ciberespacio con respecto a la identidad, las relaciones, el género, el discurso y la comunidad. casi todas las discusiones en el ciberespacio, sobre el ciberespacio, se reducen a una suerte de debate sobre la el Empaquetado Engañoso.

es un agujero negro; absorbe energía y personalidad y después lo re-presenta como espectáculo.

el ciberespacio es sobre todo un lugar silencioso. en su silencio muestra que él mismo es una expresión de la masa. la noción de silencio podría ser cuestionada en un lugar donde millones de identificadores de usuario desfilan de acá para allá como ángeles de luz, a la espera de ver a quien podrían, por decirlo de algún modo, consumir. el silencio está en cualquier caso presente y cuando se hace más presente es, paradójicamente, en el momento en que el identificador de usuario habla. cuando el identificador de usuario publica un mensaje en un foro, lo hace refugiándose en la ilusión de que no hay nadie presente. la lengua en el ciberespacio es un paisaje congelado.

he visto a muchas personas contar sus secretos más inconfesables en internet, y yo misma lo hice hasta que, por fin, empecé a darme cuenta de que me había convertido en una mercancía. la mercantilización hace referencia a la transformación de algo en un producto con valor monetario. en el siglo xix, las mercancías se creaban en fábricas, a las que Karl Marx denominó «medios de producción». los capitalistas eran las personas propietarias de los medios de producción, y las mercancías eran fabricadas por trabajadores, en su mayoría explotados. yo, como medio de producción, generaba mis reflexiones íntimas para la corporación propietaria del foro en el que yo publicaba, y esa mercancía se vendía como entretenimiento a otras entidades mercancía-consumidor. lo que significa que vendía mi alma como si fuese una zapatilla y sin obtener ningún beneficio de la venta. las personas que publican con frecuencia en los foros parecen ser conscientes de que son equipamiento industrial y zapatillas, y a veces intercambian mensajes y correo electrónico sobre el hecho de que los administradores no aprecien sus contribuciones.

por si fuera poco, todas mis palabras quedaron inmortalizadas en cintas mediante copias de seguridad. es más, yo estaba pagando dos pavos la hora por el privilegio de convertirme en mercancía y ponerme en evidencia. peor aún, me estaba sometiendo a la posibilidad de ser escrutada por tipos tan simpáticos como los del FBI: pueden descargar, y lo hacen, prácticamente lo que les dé la real gana. la retórica en el ciberespacio es el lenguaje de la liberación. la realidad es que el ciberespacio es una herramienta de vigilancia cada vez más eficaz con la que las personas mantienen una relación voluntaria.

los defensores de las así llamadas cibercomunidades rara vez resaltan la naturaleza económica y pensada para el negocio de la comunidad: muchas cibercomunidades son negocios que dependen de la mercantilización de la interacción humana. promocionan sus negocios apelando a la identificación histérica y al fetichismo de la misma forma que las corporaciones que nos trajeron la zapatilla deportiva de doscientos dólares. los defensores de la cibercomunidad no suelen mencionar a menudo que estos foros digitales rara vez son cultural o étnicamente diversos, aunque se apresuran a abrazar la idea de la diversidad cultural y étnica. rara vez se dirigen al sector demográfico de clase media del ciberespacio, salvo cuando este sector choca con las inquietudes relacionadas con el ascenso social de las mujeres blancas de clase media bajo la categoría de Feminismo académico ortodoxo.

la ideología de la comunidad electrónica parece contener tres elementos. primero, la idea de lo social; segundo, la conciencia ecologista; y por último, la asunción de que la tecnología equivale al progreso en una suerte de sentido decimonónico. todas estas ideas, una vez analizadas, se descomponen en distintas formas de trivialidad.

como ha dicho Baudrillard, la socialización se mide en función de la cantidad de exposición a la información, en particular, de la exposición a los medios de comunicación. lo social en sí es un dinosaurio: la gente se está recluyendo en actividades que tienen más que ver con el consumo que con cualquier otra cosa. lo dice hasta el Malvado Newt. (he visto a los de su clase.) las así llamadas comunidades electrónicas fomentan la participación en microgrupos fragmentados y en su mayoría silenciosos que entablan fundamentalmente diálogos de autocomplacencia. dicho de otra forma, la mayor parte de las personas fisgonean; y los que publican mensajes, están encantados de conocerse.

lo ecológico es un concepto social que se basa en hacer que las personas se sientan bien. se sienten bien porque están entendiendo en qué consiste el destrozo del planeta tierra llevado a cabo por los industriales de la segunda revolución industrial. se trata de una sensación buena y anhelada, sobre todo en una época en la que los semiotistas están intentando averiguar cómo les van a explicar los vertederos de desechos radioactivos a las personas del futuro, dentro de treinta mil años. lo ecológico es también una manera de presentar los valores calvinistas de forma distinta, bajo un signo más atractivo. los estadounidenses son calvinistas, lamento decirlo. no pueden evitarlo: es algo que llegó a bordo del mayflower.

he visto a muchas personas contar sus secretos más inconfesables en internet, y yo misma lo hice hasta que, por fin, empecé a darme cuenta de que me había convertido en una mercancía.

también creo que la idea de comunidad electrónica es una manifestación del triunfo del valor-signo sobre el valor-objetivo. no hay nada que perdure en una comunidad electrónica que no esté infestado de valor-signo. si una comunidad electrónica fuese algo distinto a un ejercicio de valor-signo, el pirateo de la identidad, que no es otra cosa que el signo-superficie, sería mucho más difícil. abundan en el ciberespacio los signos que proclaman la tecnología electrónica como ecológica: la actitud de lo políticamente correcto; el ordenador ecológico, la oficina sin papel y la ilusión de que la identidad en el ciberespacio puede manipularse para ocultar el género, la identidad étnica y otros emblemas de la diversidad cultural; este último es sin duda tanto el más persistente como del más ridículo. estos dos conceptos, lo social y lo ecológico, se alimentan directamente de una idea de progreso que no le hubiese resultado desconocida a un industrial del siglo xix.

os daré un ejemplo: the WELL, un foro digital con base en Sausalito, California, se nos vende a menudo como un ejemplo de «conglomerado social» en el ciberespacio. the WELL, que en sus orígenes formó parte de la Point Foundation y que también está asociado con las revistas Whole Earth Review y Whole Earth Catalogues, ocupa un nicho interesante dentro del mercado de las comunidades electrónicas. se promociona a sí mismo como un foro digital para el individuo culto, leído y creativo. se promociona como un agente del cambio social, y es, en realidad, calvinista y bastante ecologista. the WELL también adolece de un aura hippie trasnochada que conduce hacia unas ideas la mar de conmovedoras sobre la sociedad y la cultura. nadie, por cierto, debería ser tan ingenuo como para creer que the WELL se diferencia en lo más mínimo de otros proveedores más grandes como America Online o Prodigy; todos estos disfraces son negocios y todos estos servicios son propiedad de grandes corporaciones. es sólo que the WELL, por su interfaz anticuada, resulta algo menos evidente.

en julio de 1993, en un caso que recibió la cobertura de los medios de comunicación de todo el país, la reputación de un hombre fue destruida en the WELL, por genteWELL, por haber cometido el atrevimiento de mantener una relación con más de una mujer a la vez, y por no cumplir con el protocolo social de the WELL. no seré yo quien diga que no cumplió con las normas éticas, pues creo que a veces la ética de la veracidad en el ciberespacio no hace más que despojar de todo significado a la palabra ética. en el ciberespacio, por ejemplo, la identidad puede ser una forma de expresión artística. no obstante, los asuntos tratados bajo el tema News 1290 (ya archivado) eran muy complejos y apelaban a la raíz del problema del ciberespacio: el deseo de conferir al simulacro el peso de la realidad.

las mujeres implicadas en 1290 aceptaron las atenciones del hombre de forma simultánea a varios niveles: lo que es más importante, creyeron en la realidad de su signo y le confirieron significado. le hicieron el amor a su signo y no hay duda de que la relación les afectó y sintieron pena y dolor cuando acabó mal. al mismo tiempo, parece que el hombre implicado no confirió a los signos de ellas el mismo significado que ellas al de él, y también queda claro que las partes implicadas no habían hablado de las percepciones que tenían la una de la otra. en consecuencia, la mala comunicación que tuvo lugar se atribuyó a la explotación por parte del hombre de las mujeres con las que mantenía una relación, y se llegó a la conclusión de que las había usado como objetos sexuales. las mujeres, por su parte, se sintieron cómodas en su papel de víctimas y así empezó el juego. de las cientos de voces que se alzaron sobre este tema, sólo unas cuantas, muy pocas, fueron lo bastante perspicaces para expresar la idea de que los acontecimientos, en realidad, habían sido provocados más por el medio que por las personas que sufrieron las consecuencias de dichos acontecimientos. hubo personas de esa opinión que abordaron cuestiones relativas al hecho de que se pierden pistas como el lenguaje corporal, el tono de la voz y el aspecto físico. nada de esto, afirmaban, está presente en el ciberespacio, y por eso la gente se crea imágenes poco realistas del Otro. si bien estas opiniones eran una minoría. la mayoría de la gente insinuaba cosas que habría hecho que los organizadores del Terror francés se llevaran las manos a la cabeza. se llegaron a utilizar palabras como psicocriminal y se habló de linchamientos.

la identificación histérica es un mecanismo mental que permite a una persona hacer suyos los sufrimientos de un grupo de personas. es algo que hasta la década de 1880 se consideraba un problema femenino. en nuestra sociedad, muchas de las decisiones sobre quién es una persona se toman mediante el mecanismo de la identificación histérica. en muchos casos, esto está provocado por el milagro de la publicidad comercial que confiere cualidades mágicas a los productos, lo que los convierte en fetiches. compra el fetiche y la identificación prometida por el anuncio es tuya. es limpio, fácil y no exige más inversión que el dinero.

podemos hablar de una comunidad de signos, embalados en bonitas cajas, categorizados e inventariados, listos para el consumo.

en octubre de 1994, se abrió el tema parejas 163. en este tema, la usuaria Z apareció para hablar de sus problemas matrimoniales, que incluían a una hija con trastornos emocionales. comenzó de una forma muy corriente en este tipo de cosas, con la mujer pidiendo y recibiendo consejos sobre qué hacer. sin embargo, en tan sólo unos días, la situación fue a más y la mujer introdujo otra voz en la onda, supuestamente la de su hija, X. la presunta hija expuso sus problemas y expresó sus sentimientos al respecto; los problemas daban la impresión de ser cuestión de vida o muerte. esto pareció desencadenar algo dentro del foro, y dio lugar a una verdadera orgía en la que empezaron a aparecer voces que expresaban su identificación con la misteriosa y trastornada hija X. la naturaleza de las identificaciones y el tono de los mensajes se hizo cada vez más extraño, hasta que finalmente la usuaria Z añadió la gota que colmaba el vaso de forma alarmante al publicar un monólogo retorcidamente lírico de consuelo y alivio maternal dirigido a los Niños Interiores virtuales que habían aparecido para refugiarse entre sus tiernos y protectores brazos. cuanto más lloraban los Niños Interiores, más lírica y consoladora se ponía la Mamá Virtual. este espectáculo, que consiguió horrorizar a más de un profesional experto en salud mental que lo leyó en the WELL, se prolongó durante varios días y se debatió con incredulidad en privado en distintos lugares. cuando el tema implosionó, la Mamá Virtual se retiró a regañadientes e insistiendo en que sólo un bárbaro la creería capaz de mercantilizar su propia tragedia.

una de las cosas interesantes sobre estos dos incidentes, en mi opinión, es que fueron eliminados del registro. News1290 existe en los archivos. lo que significa que está almacenado en un armario electrónico, algo así como lo que hizo el Vaticano con las transcripciones del juicio a Galileo. está ahí, pero hay que buscarlo, y la mera mención del 1290 pone nerviosa a la genteWELL. Parejas 163 fue aniquilado. lo que significa que fue destruido y ya no queda ni rastro de él, excepto en las cintas de copias de seguridad o en los discos duros de aquellas personas que (como yo) lo descargaron por sus propios motivos. donde quiero ir a parar con esto es al hecho de que la comunidad electrónica es una empresa comercial que encaja a la perfección con la creciente tendencia deshumanizadora de nuestra sociedad: quiere mercantilizar la interacción humana, disfrutar del espectáculo independientemente del coste humano. en el momento en que el espectáculo resulta ser inoportuno o alarmante, se lo relaciona con la historia creativa, como cualquier república bananera que se precie.

esto, no obstante, no debería sorprender a nadie. estéticamente, una comunidad electrónica del tipo que la delicada prensa de la nueva era probablemente ensalzará contiene ambos elementos modernistas de la resistencia a lo profundo y el atractivo de lo superficial, en combinación con la estética postmoderna del fragmento. la comunidad electrónica deja un rastro permanente abierto a escrutinio a la vez que mantiene la ilusión de lo efímero. al hacer esto, de alguna forma logra satisfacer las necesidades del orwelliano y del psicoarqueólogo.

la gente puede referirse al ciberespacio como una comunidad Utópica sólo porque es literatura, y por lo tanto se ve sometida a revisión editorial. estos dos episodios más un tercero en el que la muerte de una mujer se coreografió como un espectáculo online me hicieron reflexionar sobre qué era una comunidad electrónica y sobre la probabilidad de que realmente no existiese salvo, como ya mencioné, como una especie de mercado para el consumo del valor-signo.

cada vez más, el consumo está microgestionado, como sugieren los dos grandes marxistas Alvin y Heidi Toffler cuando hablan de la desmasificación. la llamada comunidad electrónica puede considerarse un tipo de micromarketing de lo social para una élite autoelegida. esto niega la posibilidad de la relación humana, de donde procede toda comunidad auténtica. si existimos únicamente como valor-signo, como una serie de letras blancas, como un subconjunto, entonces está claro que es perfectamente correcto y que podemos hablar de una comunidad de signos, embalados en bonitas cajas, categorizados e inventariados, listos para el consumo.

muchas veces, en el ciberespacio, sentí la necesidad de decir que era humana. una vez, me dijeron que existía fundamentalmente como una voz en la cabeza de alguien. montones de veces, necesito ver algo escrito a mano en papel o una fotografía o una conversación telefónica para confirmar la humanidad de la voz, pero así soy yo. me resisto a que me metan en una caja y me inventaríen y supongo que me tomo en serio a William Gibson cuando escribe sobre la inteligencia de las máquinas y los constructos. no me gusta. sospecho que mis palabras se han sacado de contexto y que cuando este ensayo aparezca, se sacarán aún más. cuando me marché del ciberespacio, me fui una mañana temprano y me olvidé de sacar la basura. dos personas amigas me llamaron por teléfono más adelante para decirme: hummie, tu directorio sigue ahí. y yo dije OH. y supieron que yo lo sabía, que era posible que la gente se hubiese estado entreteniendo con el contenido de mis directorios. la diversión no tiene fin, como escribió peter gabriel. quizá algún día vuelva a despotricar de nuevo si surge algo interesante. mientras tanto, dadle recuerdos de mi parte al FBI.

Traducción del inglés de Irene Oliva Luque