Medusas en la orilla

Plegadas a la tierra se ensanchan y contraen.
Una mujer las observa junto a un niño
introduce una vara en una de ellas, la da vuelta,
—Deben ser poco evolucionadas, opina,
y la deja ahí
mirando por sus cientos de ojos la tierra, el cielo,
las olas que en la noche la arrojaron — volverán tarde
a otro ser acercarse, recostarse junto a ella
a un par de ojos mirando los suyos
mientras expira.

 

Ceremonia

Traje un perro a punto de morir
comido por pulgas y moscas.
Le corté el pelo
limpié con asco su hocico.

Dormía cerca del fuego
gruñía si lo quería apartar
rehusé ponerle nombre
me gustaba su mirada dura
darle comida y que no lo agradeciera.

Ya recuperado devoró al chincol
que venía a mi jardín.
Al levantarle la voz respondió
con un potente ladrido
me obligó a bajar la vista
su cuerpo robusto
fácilmente me habría derribado.

En la madrugada comencé a tocarme,
sentía mi propio olor.

Sin darme cuenta el perro entró,
de un salto se puso encima mío
imponente
los ojos fijos.

Al otro día ya no estaba.

Es invierno otra vez, es tarde.
Si miro hacia el fuego
después de un rato, veo su rostro.


Hablaba con las bestias

¿Sabes lo despiadada que es la tórtola
con el enemigo que ya derrotó?
Sobre la herida desollada picotea sin cesar
y si la víctima intenta levantarse
con sus alas lo derriba
y sigue dándole una muerte lenta
aunque esté tan cansada
que apenas pueda mantener abiertos sus ojos.

¿Y cómo se vuelve jactanciosa, brutal
la grulla maltratada,
que ahora es pareja de un ave de estirpe?

Sólo ejemplos.


Tulum

Esto es lo que la visitante ve: un charco de agua amarilla entre manglares.
Por eso se devuelve, decepcionada.
Si se hubiera sumergido
habría visto un espacio claro lleno de peces
y tortugas marinas.

La temperatura del agua es agradable.
En lo profundo del cenote hay cavernas
que llegan al mar
¿será peligroso ir?

Mi hermano no entra al cenote
porque no siente curiosidad
mi hermano es el que no se decepciona.
¿Quién es la visitante?


Lyndos

Entre grupos de turistas un ciego
suelta su mano izquierda
rozando muros de cal
en su palma abierta
va encontrando hojas, ramas
una espina lo pasa a llevar
una flor se desarma en su mano.

Sube por calles poco transitadas
se quita el sombrero
deja que el sol lo refresque
gira su cara en dirección al mar:
hay olor a pintura fresca.

Desciende entre parejas que se toman
una y otra vez la misma foto
a tientas con su bastón
vuelve a perderse en la multitud
con una antorcha.