Al principio eran dos. Me miraban tan campantes, como si tal cosa. Eran apuestos y, como una pareja de actores, se mantenían totalmente alerta. Recuerdo que iban vestidos de blanco y negro –aunque igual me equivoco en algún detalle–, uno con un chaleco y el otro con una camisa de abuelo.
Ficción
EN LA HABANA
Fue como entrar al ascensor negro que me llevaba a otro lugar, que era ningún lugar. A la mañana siguiente estaba de regreso en el mundo capitalista. No hay nada que decir de eso; es inexpresable, y es el presente.
DIÁLOGO ENTRE UNA DESCENDIENTE DE NOÉ Y UN PÁJARO
Pero el mundo es un lugar muy amplio, ¿no es así? Quiero decir, hay mucho espacio. ¿Realmente importa lo que sucede en unos cuantos lugares? ¿Si unos lugares se estropean, arruinan o profanan? Siempre hay espacio para continuar.