Imagen: ©Susana Pozo

22 de abril de 2020

Alguien que está en el campo habla de los momentos felices.
Estaba cavando y encontró un animal.
Recibo la fotografía de una salamandra con las costillas prominentes.
Todo puede ser un encuentro.
Está bien disminuir la intensidad para que los encuentros vengan de lo mínimo.
Una estrategia ante el día monótono.
«Mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas», abierto al azar, 1 Corintios.
Un encuentro con una salamandra o con un muro blanco.
Por la mañana salgo y me encuentro con un muro blanco.
Es un encuentro.
Oigo decir a Cohen que hay una guerra entre ricos y pobres y una guerra entre mujeres y hombres.
Los animales flacos asustan.
Como si fueran más humanos por ser flacos.
Hasta una salamandra flaca parece estar haciendo una acusación.
Somos culpables, el animal flaco es el juez.
En Brasil inventaron canciones y bailes para ahuyentar al bicho, como le dicen muchos.
Como si fuera una cosa grande. Pero es una cosa pequeña.
Oigo «soy un profesional del sufrimiento». Batatinha, cantante brasileño.
El agua lo limpia todo y sigue funcionando.
Desde la ONU advierten que el mundo puede estar ante una hambruna generalizada de «proporciones bíblicas».
Esa fue la expresión de David Beasley.
Entrevista al diario «The Guardian».
«Si no llevamos comida a estas personas, se van a morir», advirtió.
Rimbaud: «Mira bien el cielo  —es demasiado pequeño para nosotros».
Imagino esto: si uno mira el cielo, el otro baja la cabeza.
Dos humanos no pueden mirar el cielo al mismo tiempo.
En algunos momentos el cielo es demasiado pequeño para dos, cuánto más para muchos.
(…)

Imagen: ©Susana Pozo

23 de abril de 2020

Cuando el ser humano despierta y no tiene que ponerse zapatos.
Un día y después otro y después otro.
Merkel dijo que el país sigue caminando sobre «lo más fino del hielo fino».
Aun inmóvil, el peso del humano constituye el peligro.
Tengo mi casa en un zapato
Zapato viejo y de rebaja, canta Manu Chao en la misa hippie del 23 de abril.
Tengo mi casa en un zapato
Un zapato especial: con 4ª y 5ª y marcha atrás.
«Sería una pena terrible si nuestra esperanza nos castigara», añadió Merkel.
No seas ansioso, ser humano, no te pongas los zapatos aún.
No olvides lo más fino del hielo fino.
Merkel da en el blanco y hace síntesis.
Saber quién escribe lo que dice Merkel.
Sería terrible si nuestra esperanza nos castigara.
Casi Hölderlin.
Tomo café.
Observo la herida de Roma que ya casi desapareció e imagino un Hölderlin loco haciéndole versos a un presidente.
Llamo a Jeri, la golden de mirada melancólica, y la convenzo de esperar la comida.
Sería una pena terrible si nuestra esperanza nos castigara.
Casi le digo esto y ella casi se encoge de hombros.
(…)
William Gibson: «el futuro ya está aquí, sólo que está mal distribuido».
Miles de personas en fila pidiendo un trozo de futuro.
Pero alguien se encoge de hombros, las manos vacías.
Hoy se acabó el futuro. Pido disculpas.
¿Y mañana?
Mañana sospecho que habrá menos aún.
Hace unos meses sí, había mucho. Ahora no.
Deliro con diálogos, y lo que pasa en la cabeza es una forma de entretenerse mientras lo más fino del hielo fino sigue siendo lo más fino del hielo fino. Y no puedes salir.
Hojas del jardín de Morya.
Decidí que a partir de hoy voy a usar este libro como se usa el I Ching.
Tengo el I Ching en algún lugar en una caja en una bodega en Lisboa.
Puede gritar, pero no lo oigo.
La proximidad, pese a todo, es importante.
(…)
Miles de motos para entregas a domicilio en Tailandia.
Robots que transportan compras en Medellín.
Tal vez, a la vuelta de la esquina, la primera tranquilidad.
Pero todavía falta.
Tumulto, tumulto, calma, calma, sobresalto, tumulto, etc.
Un ciclista entrena solo en casa. Una bicicleta impecable, pero rodando en el mismo sitio.
Dos proyectos rápidos.
Esperar la segunda tranquilidad.
No dejar que destruyan la primera.

24 de abril de 2020

Noticias del mundo más lento.
William Ospina dice que podemos vivir sin aviones, pero no sin oxígeno.
Y que los que más trabajan por la vida no son los gobiernos, sino los árboles.
Un título de The New Yorker —Buenas noticias: ¡ahí viene el fin del mundo!
El libro Hojas del jardín de Morya.
Usarlo como oráculo.
Lo abro al azar este 24 de abril de 2020.
El primer azar no resulta.
Lo intento una vez más y me encuentro con:
La impaciencia de los pasajeros no puede acelerar el tren.
Si eres resistente, el azar te mostrará lo que buscas.
Sobornar a la suerte mediante la paciencia.
(…)
En Ecuador. Ciudad de Guayaquil.
El sistema funerario, los hospitales y cementerios entraron en colapso.
Se abandonan cuerpos en la vía pública.
Un brasileño que vive en Guayaquil dice que ve zopilotes sobre la ciudad.
Zopilote es una palabra que asusta más que buitre.
Los sinónimos no son sinónimos.
Cada palabra tiene una mancha distinta y distinta resonancia.
Un boeing 767 de Icelandair trazó en el aire la forma de un corazón antes de aterrizar en Reikiavik con material médico procedente de China.
Un corazón en el aire trazado a fuerza de gasolina.
Hacer una lista de corazones dibujados mediante el uso de medios perversos.
En Italia, algunas tiendas abren y el virus se detectó en partículas de aire contaminado.
Un primer fin del mundo se anula como fin del mundo.
Sólo puede existir el último fin del mundo.
(…)

Imagen: ©Susana Pozo

25 de abril de 2020

No hay disciplina más necesaria: despertar siempre a la misma hora.
La frase de un carpintero del barrio de los Actores, en Lisboa:
La hora de acostarse nada tiene que ver con la hora de levantarse.
Seguir instrucciones como un aprendiz de la madera.
Levantarse siempre a la misma hora.
El embajador del Reino Unido en Lisboa celebra el 25 de abril tocando el piano.
La fiesta de la revolución en Portugal.
Nuestra Señora de las Ventanas canta a las 3:00 de la tarde.
Chico Buarque: desafortunadamente, no estoy ahí.
El cantante Lluís Lach enseña catalán con ritmo político.
¿Puede el ritmo ser político? Sí, es la respuesta.
(…)
Tres generales en la misma cabeza y tendrás un loco, esquizofrenia.
El sociólogo estadounidense Nicholas Christakis: «el ser humano está programado para ser bueno».
Sondeo: «Un 12% dijo que estaba listo para dar su vida por un extraño. Un 31% por mil extraños», etc.
Prefiero que sigas vivo en mi lugar.
Darwin agarrado en curva, obligado a asumir su error.
El 12% de los humanos no son humanos, sino extraterrestres.
(…)
En Suiza, artistas circenses hacen malabarismos frente a una residencia para ancianos.
El rey de Tailandia, Rama X, eligió para aislarse el Grand Hotel Sonnenbichl, en Garmisch Partenkirchen, que en otro tiempo fue usado por los nazis como hospital.
El hotel sólo se reabrió para recibir al rey de Tailandia, a 40 concubinas, etc.
Cioran insultaba el temor a la enfermedad.
Estar saludable era el resultado de huir de los riesgos, no de ser valiente.
Esta frase terrible de Cioran: «la salud es una ausencia de intensidad».

26 de abril de 2020

Pasados siete años, dos semanas o dos meses.
Saldrá a la calle una nueva especie humana.
Llena de deseos de construcción; llena de deseos de destrucción.
Humanos 2.0.
Dos médicos se besan en Madrid con el cubrebocas puesto. Los amantes, cuadro de René Magritte: una mujer y un hombre se besan con un trapo en la cabeza.
La madre de Magritte se suicidó cuando él era adolescente.
La sacaron del río con la cabeza envuelta en una camisa.
Magritte estaba allí, dicen.
La cabeza envuelta en la camisa para mantenerse anónima.
Fue ella misma la que se la puso —o bien alguien para evitar que su hijo la viera.
El café preparado con el ritual de siempre.
Me olvido del final de un largo café como si incluso el final de una bebida fuera terrible.
El miedo al apocalipsis, que penetra en el más mínimo de los actos.
Evitar el final de las cosas.
No me tomo el final del café; hablo con un amigo en Nápoles.
Él me dice: no te tomes el final del café.
Régina, la madre, se mató en el río Sambre.
Es difícil saber con seguridad si se trataba de una camisa o de su vestido.
Boris Johnson regresa a su oficina el lunes y en Air France dicen que la normalidad va a tardar dos años en volver.
Enfermos de cáncer postergan consultas.
Imagino a alguien que interrumpe la transmisión de los datos de la Bolsa para rezar el padre nuestro.
Un hacker religioso; le exige seis padrenuestros y tres avemarías al presentador para liberar la transmisión.
El hacker está fuera de este siglo.
No tiene los mismos dioses. Nada de dinero.
Exige oraciones.
Un historiador, Friedrich von Raumer, maravillado con el París del principios del siglo XX: «¿Quién habrá construido la primera casa? ¿Cuándo se derrumbará la última?»
Tal vez no exista ni la primera ni la última.
Me imagino al hacker interrumpiendo la transmisión.
La madre pesa más que la fuerza que ejerce el agua.
Una frase también repetida en tono de oración.
El río hace todo lo que puede para evitar que alguien se ahogue en él.
Pero no lo logra.
La película del coreano Lee Chang-Dong, «Poesía».
La abuela, a la que le está dando alzhéimer, quiere escribir un poema.
Aprender poesía antes de perder la memoria.
Perder la memoria por otro camino.
«¿Hacia dónde estás mirando?
Hacia el árbol».
¿Qué vas a hacer hoy?
Mirar el árbol.
Tarde ocupada, mirar hacia: la buganvilia, el limonero o naranjo de naranjas incomibles.
En la cabeza, el cuadro de Magritte.
Guimarães Rosa: «Miedo, no, pero se me quitaron las ganas de tener valor».
Es un escritor ruso el que cuenta esta historia.
Alguien lleva una piedra para golpear al mar porque su hija se ahogó allí.
Es difícil que una piedra golpee al mar, pero los padres logran cosas que los demás seres humanos no son capaces de lograr.
No terminar el día con una piedra.
Abro al azar Hojas del jardín de Morya, el oráculo que elegí.
Pero la campana convocará a cada caminante perdido dentro del bosque.
Me gusta el principio: Pero.
Pero la campana convocará a cada caminante perdido dentro del bosque.
Cuando de nuevo salgamos a la calle, que exista alguna campana.
Una campana para cada caminante.

27 de abril de 2020

(…)
Algunos ancianos van a la ventana y se despiden del espacio vacío, como si el espacio vacío fuera un familiar cercano.
En el Reino Unido se postergó el maratón de Londres, y una maratonista corre, en torno a su casa, la distancia exacta de la prueba.
Son muchas vueltas a la casa.
Puedes correr la distancia de un maratón alrededor de una mesa o hasta de un plato.
Hay que ser disciplinado, como si la disciplina fuera la alucinación de un loco.
(…)
Por todos lados, la policía vigila los caminos.
Pregunta: ¿A dónde vas? ¿Cuál es tu objetivo?
Europa está cambiada.
En poco tiempo, el miedo obliga al ser humano a aceptar la pregunta: ¿A dónde vas?
Todos tenemos de nuevo cinco años.
E incluso alguien de noventa va por la calle como si se le hubiera perdido a su padre.
Puede suceder más pronto o más tarde.
Pero todo mundo se le pierde a su padre.
Por lo menos una vez.
Los anuncios anuncian un cierto futuro dentro de dos semanas o un mes, y me imagino una multitud de seres humanos saliendo a la calle para aplaudir a los animales.
A los gatos, a los perros, a los animales de la calle.
Y después tomando por asalto el zoológico para aplaudir a los animales salvajes.
Es necesario aplaudir a los animales, pienso.
(…)
Como si los animales se hubieran portado bien durante estas semanas de sobresalto humano.
Como si hubieran sido valientes.
O comprensivos.

Gonçalo M. Tavares es uno de los escritores europeos más traducidos y premiados, por sus libros insólitos que participan de mundos muy distintos. Está publicado en más de cincuenta países. Saramago afirmaba que un día Gonçalo M. Tavares será Premio Nobel.

Publicado con autorización de la agencia literaria Mertin Witt. El texto de Gonçalo M. Tavares se publica originalmente en Expresso. El autor y su traductora Paula Abramo se reservan todos los derechos. Prohibida su reproducción.