Imagen: ©Susana Pozo

19 de mayo de 2020

(…)
Eduardo Kac hizo brillar a un conejo vivo en la oscuridad.
Le introdujo la siguiente sustancia: la proteína fluorescente Aequorea victoria.
Luz fluorescente inocua para el pobre animal luminoso.
Mascota de los hijos de Eduardo Kac.
Para los humanos y para las máquinas humanas, estarse quietos implica un esfuerzo.
Se vuelve flácido el cuerpo, lleno de ratones el motor del auto.
Se relatan ciertos gestos increíbles, otros terribles.
Voy a estudiar más a las luciérnagas.
Hombre escupe a mujer para infectarla; abuelo al fin abraza a nieta y llora.
Es necesario que el ser humano brille en la oscuridad.
Pero sin tecnología no está fácil, no está fácil.

20 de mayo de 2020

Un niño apenas acaba de nacer y ya sabe que es urgente lavarse las manos.
Una vez más, insultan a enfermeros y los invitan a marcharse de los edificios en los que viven.
En la calle, una mujer acelera y dice que no tiene miedo, sólo prisa.
Un viejo pasa junto a dos muchachos y se pone a insultarlos cuando éstos le dicen que no debe salir de casa.
Paseo por la hermosa traducción que el brasileño Cristiano Martins hizo de Dante, y luego voy a ver el Mar.
Shulan es la nueva Wuhan. «Nadie entra ni sale de la zona en cuarentena».
Tatuadores quieren saber cuándo podrán retomar sus actividades. Y yo me imagino al Estado controlando también los dibujos o palabras que tatúen.
Lo que llevas tatuado en la piel debe ser primero analizado por el gobierno, que está atento a lo que haces.
Y también está atento a tu hermosa y tatuada piel, claro.
Imaginar una comitiva perversa y excitada controlando cada tatuaje humano en estos meses en que el promedio de la democracia normal sufre un alboroto brusco.
No deberían de haber salido del vientre de su madre, dijo el viejo a los dos pequeños adolescentes.
Se requieren instrucciones para poner a funcionar a los bebés que aún no han llegado a la primera A del ABC.
Larissa me envía de Brasil el libro «Supervivencia de las luciérnagas», de Georges Didi-Huberman.
Pasolini decía que las luciérnagas estaban desapareciendo en Italia.
Aniquiladas por la noche fascista o por el exceso de reflectores, comenta Didi-Huberman.
Las luciérnagas desaparecieron a principios de los años 60, dice.
«Fenómeno fulminante y fulgurante», Pasolini.
Tres fuertes palabras seguidas, como si fueran una sola: fenómeno fulminante y fulgurante.
Y desaparece la leve luz de las luciérnagas porque hay demasiados reflectores.
Los reflectores que «vienen de los estadios de futbol, de los sets de filmación», etc., comenta Didi-Huberman.
Esos «feroces ojos mecánicos», Pasolini, anulan la luz de las luciérnagas.
En Francia, 152 posibles casos de enfermedad de Kawasaki en niños.
En Alemania, más de 20,000 profesionales de la salud contrajeron coronavirus.
En 2020 hay luciérnagas en el interior y en los campos.
Voy recibiendo información al respecto para este diario.
Informar sobre el número de luciérnagas divisadas cada noche.
La tarea al nivel del suelo y en pleno aire, en 2020.
Una luz natural mínima emitida por un mínimo animal.
Esa luz mínima anuncia que la noche no es excesiva.
Y también anuncia que los reflectores artificiales no han ocupado todos los metros cuadrados del mundo.
La mujer que aceleraba en la calle dice ahora que no tiene prisa, sino miedo.
Se anuncia una investigación sobre procedimientos, una vacuna y un medicamento.
En pocas horas se detectaron más de cien luciérnagas en la noche que existe lejos de las noticias.
Ni demasiada oscuridad, ni demasiada claridad.
Y cien es a veces ese número que marca una fuerte resistencia y un itinerario.
«Lleva la luz y no mires atrás», dice mi oráculo, el Jardín de Morya. Y yo obedezco.

21 de mayo de 2020

En cada latitud-longitud: templanza tibia, alivio o tensión en círculo.
El alboroto del virus se mueve en una nube negra que nadie ve.
Un nuevo color en el mundo: nube negra transparente.
Se desplaza. Más al norte, al sur, al este, al oeste.
En Lisboa parte del miedo pierde espacio. Pero, en Brasil, más de mil muertos de nuevo.
Recibo mensajes de amigos aterrados.
Palabra que hunde ya en el suelo todo su peso.
Aterrados con un terror que se debe a que la tierra ya no parece sólida.
Hay insultos e insultos y, en medio, hay noticias de renuncias e infecciones.
Una amiga de Río me cuenta esta historia. Un hijo no fue a la morgue del hospital a reconocer a su padre: miedo al contagio.
Alguien fotografía el rostro del hombre y el hijo lo confirma pantalla en mano.
Ese rostro es el rostro de mi padre.
Diario de ayer.
Sigo con el libro de Didi-Huberman.
«Daría toda la Montedison por una luciérnaga», dice Pasolini.
Montedison, una de las grandes empresas de Italia.
Podemos continuar y decir.
Cambio una fábrica por una luciérnaga.
Una máquina por dos piedras capaces de producir chispas.
Ayer todavía: Wuhan prohibió el consumo de animales salvajes durante cinco años.
Durante cinco años, los animales salvajes pueden estar tranquilos.
Tal vez al cabo de esos cinco años, los animales salvajes se vuelvan mansos y ya puedan ser comidos legalmente.
Manso es aquello que es comido sin decir ay ni uy.
El hambre humana, ésa, nunca se amansa.
(…)
Jeri, la golden, tiene tiempo para perfeccionar la melancolía y lo aprovecha.
Y Roma está bien, la intempestiva y agitada Roma aún tiene su herida, pero está firme.
Humanos, ok. Limonero, ok; naranjo, ok y buganvilia, ok. Muro blanco, ok también.

22 de mayo de 2020

Estadísticas y un árbol, oposición evidente.
A la sombra de éste, los números parecen un invento de las noticias del mundo paralelo.
Fue jueves de espiga en Portugal, me recuerdan hoy.
Demasiado tarde.
La tradición dicta: paseo matinal para cosechar espigas de varios cereales y flores para formar un ramo.
Desde el pueblo me dicen que la mañana sí, existió, pero el paseo matinal, no.
Cubrebocas en la cara y pienso en la artista Orlan.
Cirugías plásticas consecutivas que alteran el rostro.
Su referencia eran los cuadros clásicos.
Pidió un mentón igual al de la Venus de Botticelli.
Y una frente idéntica a la de la Mona Lisa.
Cirugías plásticas rodeadas de cuadros.
Su rostro, un museo portátil de la pintura clásica y no sólo.
Pero todos los rostros son museos biográficos portátiles.
Sin Venus ni Mona Lisa, pero con padres, acontecimientos y una cicatriz.
Basta observar un rostro en silencio durante cinco minutos para tener una historia.
Cuarenta años del Pac-Man.
Alguien tiene hambre en un laberinto. Y sólo si come lo suficiente podrá salir del laberinto.
Con hambre no hay salida.
Una metáfora, Pac-Man.
Mitología densa salida de la electrónica simple.
Cubrebocas sí, cubrebocas no.
En algunos puntos de Estados Unidos, en algunas tiendas: prohibido entrar con cubrebocas.
(…)
Insomnios. A veces, un trabajo de puntería.
El sueño está allá al fondo y la mano que tiembla y los ojos empañados tratan de atinarle a ese mínimo punto decisivo.
Tú eres el blanco y quien apunta al mismo tiempo. Quieres atinarle al sueño y fallas.
Insomnios ayer y hoy. Ojos empañados, mano que tiembla.
Bellas y terribles son todas las suspensiones, y aun más la del tiempo.
Mayo de 2020: «las aguas de los arroyos no corren, la leche no cuaja, el pan no leva.»

23 de mayo de 2020

De mañana. Escribo a la sombra con la melancólica Jeri echada a mi lado.
Hace unos días, la vicepresidente del gobierno de España dijo que el alto nivel de contagios en Madrid se explica porque la ciudad está «en línea recta con Nueva York y Pekín».
La recta como el camino del mal en 2020.
(…)
Todo claro en 2020 como en toda la historia previa del mundo y de la persona individual.
Todo el mal viene del vecino y del viento.
Pero el resto continúa.
El limonero con su color, acercándose cada vez más al verano.
Un color mucho más rápido que el calendario.
Roma, con una fuerza de brazo humano en la cola, que mueve con una alegría constante incomprensible para cualquier ser humano.
Y noticias pésimas de amigos de Brasil.
(…)
Noticia súbita. Murió la escritora Maria Velho da Costa.
Pausa y peso.
Regreso.
Afiladora itinerante que aguzaba vocablos en vez de láminas para cortar pan.
Láminas para afilar frases y sintaxis.
Amansar la casa y la lengua como a dos organismos bellos y bravos.
«La casa oscurece al día», el día oscurece a la casa.
(…)

Imagen: ©Susana Pozo

24 de mayo de 2020

(…)
Una avioneta llevó a un cura a unas tierras del interior.
Y allá desde las alturas él bendijo todo el territorio, porque el avión sobrevoló cada metro cuadrado.
En un avión casi individual no contaminas.
Doy una vuelta alrededor del limonero; la pequeña vuelta.
Bendecir a pie, a caballo, en bicicleta, en auto; o en avión.
Una diferencia significativa.
Historiadores recuerdan que la infantería avanzaba a cuatro kilómetros por hora.
Es bueno ver y avanzar desde arriba sin conflictos ni vértigo.
Hoy en día, los doce apóstoles en doce aviones difundirían la religión por las cuatro esquinas del mundo en menos de cinco días.
(…)
Wilson Roosevelt Jerman, mayordomo de la Casa Blanca. Muere de covid-19 a los 91 años.
Acompañó a 11 presidentes, desde Roosvelt hasta Obama.
ORLAN hizo esto: tomaba medidas, pero no usaba cinta métrica ni unidades universales.
Medía las cosas según su propio tamaño.
Se acostaba en el suelo y marcaba con una línea sus pies y con otra su cabeza.
Midió de esta manera el Guggenheim y el Pompidou.
En vez de largo y ancho en metros y centímetros: el propio cuerpo como unidad de medida.
75.8 Orlans de largo y 22.6 Orlans de ancho.
Puedes hacer lo mismo y poner allí tu nombre.
Cada cuerpo individual como la unidad de medida del mundo.
Un proyecto antiguo, actualizado por los artistas recientes.
Domingo, día de sol: cero mareos y sí, una cierta alegría.
25 de mayo de 2020
En Italia, 60 mil voluntarios reclutados para vigilar el distanciamiento físico.
Vigilar distancias de seguridad e higiene.
Guardadores de rebaños y de los dos metros exactos.
Mirar, no a las personas, sino el espacio que hay entre ellas.
Un productor de televisión dice: «Hay que sacar los besos y abrazos de los guiones para proteger a los actores. Vamos a entrar al mundo de las telenovelas sin contacto físico.»
Y después añade. En el futuro, «los protagonistas, en vez de besarse, pueden empezar a desvestirse.»
No importan las cosas, sino el espacio entre las cosas.
El fiscal de los dos metros. Pueden desvestirse, pero no tocarse.
(…)
En Estados Unidos, una misteriosa especie de cigarras vuelve a cantar.
17 años después, según parece.
¿Qué novedades trae desde el silencio?
(…)
En Brasil, un auto que tampoco se detiene. Sesenta kilómetros por hora. Filma durante dos minutos y medio una fila para recoger la canasta básica de alimentos. Muchas mujeres negras.
Hacer las cuentas: ¿cuántas personas?
Elza Soares canta: «la carne más barata del mercado es la carne negra».
La fila en Brasil asusta.
Amarcord de Fellini.
Escena de comida familiar.
El padre al hijo. ¿Qué hiciste la noche pasada?
Enojo y amenazas de muerte y después se vuelve a la mesa.
La rabia cede casi siempre, el hambre nunca.
Violeta Parra, investigo.
Violenta carta de despedida para Nicanor, su hermano.
«Yo no me suicido por amor.
Lo hago por el orgullo que rebasa a los mediocres.»
Carta revelada en 2019, 50 años después. También era un secreto.
Violeta Parra.
«Mi madre es una reina mañosa. (…)
Me cago en los discursos de despedida. (…)
Quise dar, no encontré quien recibiera.
Pucha qué gran tipo es Nicanor.
Sin él no habría Violeta Parra.
Fidel es un romántico. Lenin se equivocó.
No quiero que mis hijos sean más cobardes».
Ni las cartas más duras son más duras que esta carta tan dura.
Al final, el hambre cede, la rabia nunca.
(…)

Imagen: ©Susana Pozo

28 de mayo de 2020

En mayo de 2020 los seres humanos volvieron a caminar.
Proyecto: investigar las caminatas.
Grupo Dadá, 14 de abril de 1921.
Uno de los primeros performances vinculados con la caminata.
Defendían excursiones hacia «lugares que no tenían razón de existir».
Artistas, escritores.
Louis Aragon, Arp, André Breton, Paul Éluard, Théodore Fraenkel, Benjamin Péret, Francis Picabia, Jacques Rigaut, Philippe Soupault y Tristan Tzara.
14 de abril de 1921.
Muchos humanos brillantes avanzando en conjunto hacia un lugar que no tenía razón de existir.
Una síntesis posible de utopías y distopías.
Encontrar un lugar que no tenga razón de existir y quedarse por ahí hasta que sea tarde, otro proyecto.
Pero, por ahora, caminar hacia sitios tontos.
En Grecia, reanudadas las clases de tango.
El baile es caminar hacia un sitio que está justo junto al lugar donde están ahora tus pies.
Y el tango es un baile que avanza, como mínimo, contra la Constitución.
Una Constitución temporal que dicta: por lo menos dos metros entre un cuerpo y su enemigo. O su pareja.
El tango en mayo de 2020 debería ser ilegal por partida doble.
Mi traductora griega, Athena, añade que no sólo es el tango.
Instalaron aerogeneradores por todas partes.
En montañas, en áreas protegidas, etc.
Aerogeneradores en toda Grecia.
Una máquina entra en la naturaleza para extraer energía del viento.
Transformar el viento en otra cosa.
Los gigantes de los mitos son ahora de puro metal.
El viento no es suficiente.
EU sobrepasa los cien mil muertos.
Otro muerto, éste. Un muerto que es uno.
«No puedo respirar», George Floyd.
«Un hombre negro, desarmado, fue detenido por la policía y estuvo durante nueve minutos sofocándose hasta morir.»
Uno, ninguno y cien mil, libro de Pirandello.
¿Eres uno, ninguno o cien mil?
En Pirandello, la cuestión de las identidades.
En mayo de 2020, la cuestión de la cantidad de una muerte.
¿Una muerte es una, ninguna o cien mil?
Los disturbios empiezan ahora en las calles de Minneapolis, donde George fue sofocado por la policía.
En el periódico O Globo, hace unos días.
«Maria da Glória Oliveira da Cruz, 80 años.
Siempre les decía a las mujeres que ‘el dinero bueno es el que es nuestro.’
José Bráulio Sousa Ayres, 66 años.
Ordenado sacerdote en 1981, era párroco de la parroquia de la Santísima Trinidad, en São Luís. Deja una multitud de huérfanos.
Ana Michelli Pereira Ferreira, 36 años.
Siempre risueña y divertida, Ana Michelli hablaba fuerte y no aguantaba insolencias.
Francisca das Chagas Corrêa, 84 años. Murió en Petrópolis.
Tenía fama de hacer arroz, pollo y macarrones como nadie. Y el mejor café del mundo.»
Un homenaje, me imagino, a cada muerto: describiendo lo que más le gustaba comer.
Hacer eso, escribir eso.
Siglo XX: Heidegger en Grecia. Se desilusionó.
¿Qué pensaría él hoy de los aerogeneradores en las montañas griegas?
Heidegger y su pensamiento-límite: «sólo en las fronteras se toman las decisiones».
No podemos pensar cualquier cosa en cualquier lugar.
El lugar en el que estás físicamente determina lo que piensas.
Hace unos años estuve en la Selva Negra.
Un bosque donde un filósofo hizo una cabaña.
Hay cosas que sólo se pueden pensar en la frontera.
En la transición de un espacio a otro, de un tiempo a otro.
Ciertos pensamientos sólo son posibles en 2020.
Una época preciosa en este sentido: hay que aprovechar la frontera.

Gonçalo M. Tavares es uno de los escritores europeos más traducidos y premiados, por sus libros insólitos que participan de mundos muy distintos. Está publicado en más de cincuenta países. Saramago afirmaba que un día Gonçalo M. Tavares será Premio Nobel.
 
Publicado con autorización de la agencia literaria Mertin Witt. El texto de Gonçalo M. Tavares se publica originalmente en Expresso. El autor y su traductora Paula Abramo se reservan todos los derechos. Prohibida su reproducción.