En primer lugar, no existía la planificación familiar. El riesgo era siempre altísimo. Para nosotras, los condones eran cosa de prostitutas y marineros. O de soldados. Y por eso existía un miedo atroz. El miedo al embarazo era muy real. El aborto quedaba descartado, era algo que ni se planteaba. Y te expulsaban de la sociedad, de la sociedad que conocías. Vivíamos instaladas en el miedo.
Archivo
SOBRE HARLEY-DAVIDSON
No sirve de nada ponerse sensiblero con una moto. Sobre todo, con una moto. Aunque se trate de la moto que yo y otros diez millones de hombres norteamericanos hemos ansiado durante toda la vida, la última moto moto como Dios manda hecha en América, así como el paradigma de lo que significa el sueño motociclista.
Aviones marineros
Hace algunos años escribí un artículo titulado “Madera de avión” en el que confesaba con guasa mis miedos a viajar por el aire, cosa que, por lo demás, y con no escasa valentía, acabo por hacer unas veinte veces al año. Me alegra decir que mi pulso ha mejorado mucho durante los vuelos, no sé si por acostumbramiento o porque ir dejando atrás edades nos hace más desdeñosos de la posible vida futura y más conformes con la ya acumulada.
EL AFECTO CHELSEA
Decidí mudarme al Chelsea en 1960, sobre todo por la privacidad que me habían garantizado. Me parecía un sitio maravillosamente fuera de cualquier recorrido habitual, poco menos que un cuchitril en el que seguramente a nadie se le iba a ocurrir buscarme. Fue poco después de que Marilyn y yo nos separásemos.
POLLOS Y HUEVOS
«¡Qué cabeza de chorlito, qué muchacha tan atolondrada!», decía de mí mi madre a un invitado, a un policía de visita, a un vecino que acudía a casa por algún problema en la granja. «¡Pero qué alocada es!» ¿Acaso creía en el mal de ojo? No. Y cuando los chinos, según nos cuentan, dicen de los suyos «Ésta es mi despreciable esposa», «Éste es el inútil de mi hijo», ¿conjuran de ese modo el mal de ojo?
TAN PRONTO, AURORA (II)
Puedo recordar, sin exageración alguna, que las condiciones en las que conocí a Carles Álvarez y luego a Aurora Bernárdez no estuvieron exentas de magia, aquella que recuerda que a veces, en medio de la vida cotidiana, se abren grietas y ocurren cosas extraordinarias.