«¡Qué cabeza de chorlito, qué muchacha tan atolondrada!», decía de mí mi madre a un invitado, a un policía de visita, a un vecino que acudía a casa por algún problema en la granja. «¡Pero qué alocada es!» ¿Acaso creía en el mal de ojo? No. Y cuando los chinos, según nos cuentan, dicen de los suyos «Ésta es mi despreciable esposa», «Éste es el inútil de mi hijo», ¿conjuran de ese modo el mal de ojo?
INTRODUCCIÓN: PENSAR EL AGUA
Reflexionar sobre el agua inevitablemente remite primero a la idea de la fuente, y a la de la creación. No a los inventos, como los robots, sino a la creación. El agua es vida, podría haber contestado el viejo pez a los alevines, y la respuesta habría sido un puro mediterráneo.
1975
Al principio eran dos. Me miraban tan campantes, como si tal cosa. Eran apuestos y, como una pareja de actores, se mantenían totalmente alerta. Recuerdo que iban vestidos de blanco y negro –aunque igual me equivoco en algún detalle–, uno con un chaleco y el otro con una camisa de abuelo.
OUTSIDER
En el diccionario Webster el outsider es «la persona o cosa fuera de los confines, de los límites: una persona que no pertenece a un grupo particular, a un conjunto, a un partido, etc. La sociedad suele considerar outsider al artista».
PEREGRINACIÓN Y ÉXODO
Nací en un hogar campesino donde abundaban animales, comida y celo por cumplir la ley de Dios. Mi padre emigró muchas veces a Estados Unidos en persecución de la chuleta que faltaba en su patria, a raíz de la devastación revolucionaria, para alimentar a su prole de ocho hijos.
EN LA HABANA
Fue como entrar al ascensor negro que me llevaba a otro lugar, que era ningún lugar. A la mañana siguiente estaba de regreso en el mundo capitalista. No hay nada que decir de eso; es inexpresable, y es el presente.